¡“HASTA SIEMPRE CAPITÁN “CHENO” MÉNDEZ”!

Arsenio Méndez Salinas Q.E.P.D.

18/07/2011 Por Roger Pérez Ulloa
Se me pidió que escriba desde mi perspectiva testimonial sobre Don ARSENIO MÉNDEZ SALINAS (Q.E.P.D.), Capitán y posteriormente dueño y capitán vitalicio del legendario Vapor Enco.

Para los que vivimos en la zona interior el Enco fue nuestro cordón umbilical con Panguipulli, los recuerdos afloran y se suceden sin pausa; en lo personal muchos íntimos por la amistad que se profesaban “Don Cheno” con nuestro padre.

Hablar de “Cheno Méndez” es introducirse en la historia del apogeo del cabotaje fluvial, humano y maderero de Panguipulli.

Hablar de “Cheno Méndez” el Gran Capitán es recordar a un hombre muy sencillo, jovial, pícaro, astuto, afable, social, generoso y categórico a la hora de tomar decisiones para el bienestar y seguridad de sus pasajeros, sin importar su condición social.

Se que fue un hombre feliz haciendo lo que hacía, forjó una gran familia que le sucede y aportó al progreso de la Comuna de Panguipulli.

Tripulación del Vapor Enco

Arsenio “Cheno” Méndez, era Futronino por nacimiento, llegó a la comuna en la década del 1940 constituyéndose en el capitán del vapor Enco, nave que sería de su propiedad en 1973 cuando se la compró a Cranmer Kenrick.

El Enco fue un Escampavía perteneciente a la Armada Alemana, construido en 1907 para que participara de la Primera Guerra Mundial, llegó vía el Lago Riñihue a la zona; quisieron subirlo navegando por el río Enco, impericias humanas lo hicieron encallar en una de las orillas, allí perdería su hélice, y según cuentan fueron seis largos meses en que unas ochenta personas, ayudados del huinche de la embarcación, el valor, el coraje y la astucia lo fueron subiendo metro a metro hasta llegar al “ Corte de Arena ” donde flotó nuevamente y en forma autónoma llegó hasta Puerto Puñir donde sufrió transformaciones  hasta convertirse en vapor de transporte humano.

“Don Cheno”será recordado siempre, su unión con el cabotaje fluvial por el track de navegación del Lago Panguipulli que lleva su impronta; y nosotros sus pasajeros que vivimos incontables aventuras, días de sacrificios y esperanzas por un Panguipulli mejor, nos encontramos un día con el inatajable avance del progreso, ello traducido en que el tramo del camino entre Malalhuaca y Choshuenco era una realidad.

Don Arsenio Méndez Salinas recibió un reconocimiento de manos de Jimena Becerra García a nombre de la Corporación Municipal y de la Escuela Rural de Huellahue el día 29 de octubre de 2010.

Allí comenzó el ocaso de la vida lacustre del Capitán “Cheno” Méndez y del legendario Vapor Enco, nave que terminó vendiendo a José Hernández de Choshuenco quien terminaría desguasándolo y abandonando su casco en la orilla de la playa donde agoniza lentamente por el óxido y el paso del tiempo.

Don Cheno se compró una micro Mercedez Benz para seguir haciendo lo que sabía hacer, transportar personas y socializar diariamente con ellas, pero luego se cansó de ello, no era lo suyo, lo suyo siempre fue el puente de mando donde con la mirada aguda oteaba el horizonte, los vientos y un track de navegación que sostuvo por aproximadamente treinta años, unos días saliendo desde Choshuenco haciendo la ruta norte del lago pasando a Puerto Payahuinte, Toledo, Puñir, Niltre, Coihueco y Panguipulli; en días alternados salía de Choshuenco para hacer la ruta sur pasando a Chan Chán, Quechumalal, Cónquil y Panguipulli.-

Muchas veces salía con pasaje completo desde Choshuenco directo a Panguipulli, ahí era tema porque no solo viajaban “sedientos” pasajeros, también había madres con bebés, ancianos enfermos y gente necesitada de ejecutar variadas diligencias en Panguipulli, Valdivia o Temuco, no había más que esperar otro día de pasada, o atinarle a algún viaje de los otros vapores que no eran de transporte humano precisamente.

Muchas veces cuando le tocaba pasar por Quechumalal unos pocos valientes y gallos p’al remo, entre ellos el suscrito, cruzábamos la bahía para abordar el Enco, sin embargo avistado a la altura del “ Güargüero ” veíamos con impotencia que no viraba hacia puerto y seguía su rumbo directo a Panguipulli.

Una de esas veces fui protagonista de una “decisión loca”, virar rumbo a Panguipulli a remo. Con el zapatero y vecino de Puñir de apellido Fuentealba, minusválido con una sola pierna y muleta, era muy bravo pal remo, con él partimos a Panguipulli, con una vieja cuchara española en el agua, dos salmones, mucho sudor y cansancio, y seis horas después llegábamos al muelle donde estaba atracado el Enco, y “ Don Cheno” a proa me miraba reprochando silenciosamente la travesía hecha, pero en el fondo de los ojos le brillaba la luz del arrojo y el desafío de la vida para hombres duros hechos en las montañas con todos los sacrificios que ello conlleva y que cada uno de nosotros atesora; cito por ejemplo que yo caminaba desde las cordillera.

(Reca), desde las cuatro de la mañana para llegar a Puerto Puñir antes de las ocho y alcanzar el vapor Enco, imagínense ahora mujeres con guaguas, ancianos y enfermos haciendo lo mismo y a pie, no importando las condiciones del tiempo.

El profesor Roger Pérez Ulloa autor de la presente crónica compartiendo con su amigo Arsenio Méndez Salinas.

Ahora “Don Cheno” está en el Puente de Mando del Enco, va surcando la travesía de la eternidad con la mirada al frente, orgulloso de haber contribuido con el progreso de Panguipulli.

Estoy seguro que se encontrará con el Capitán Morales, con el Capitán René “Pato” Subiabre, con Morita (tripulante del Ministro Bascuñán ) y todos los que ya navegan por los lagos celestiales.

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